¿Qué se ve?

Lo que nos resulta más fácil advertir son, desde luego los síntomas físicos, las molestias en el pecho, la respiración, las palpitaciones, el mareo, como si estas escondieran o “enmascararan” nuestro estado mental alterado.

Esto quiere decir que emociones como la ansiedad, el nerviosismo o el temor, están detrás de los síntomas y, de manera natural, tendemos a ignorarlas concentrándonos en las alteraciones cardiacas o respiratorias que estamos sufriendo.

Cuando nos plantean entonces, que nuestros problemas cardiológicos pueden estar relacionados con nuestro estado emocional, esta posibilidad puede resultarnos poco creíble y extraña.

¿Cómo y cuándo actuar?

Si el médico ha revisado nuestro caso y se inclina por el diagnostico de ansiedad, es necesario seguir un tratamiento.

Para ello se cuenta con medicamentos que son eficaces y seguros. Si el doctor nos prescribe medicinas, mejor conocidas como ansiolíticos, es aconsejable brindarle nuestra confianza, concediéndole a su recomendación el valor que tiene.

Existe información errónea y malintencionada acerca de los daños que los medicamentos tranquilizantes pueden provocarnos, especialmente relacionados a su adicción. Este tipo de problemas son típicos del uso de las verdaderas drogas como la cocaína, que se abusa con fines recreacionales. El empleo de tranquilizantes bajo prescripción y vigilancia médica es seguro y confiable, y resulta sumamente útil para aliviar nuestras molestias.

Ayuda interior

No es raro, que en primer lugar tratemos de evitar los síntomas que padecemos ante el temor que nos provocan, o que creamos que estamos teniendo un infarto, una falla en el ritmo cardiaco, una embolia o algún otro problema del corazón.

En este tipo de situaciones, es recomendable que intentemos detenernos un poco en lo que estamos experimentando, de tal manera que podamos percibirlos y describirlos a detalle.

También podemos llegar a pensar que se trata de nuestra imaginación, que estamos creando nuestros propios síntomas. Esto no es así, por el contrario, la ansiedad se debe a una serie de alteraciones en las funciones de nuestro organismo, para lo que es muy importante solicitar ayuda médica. Pero, sobre todo, debemos tratar de identificar nuestro estado emocional.

Ayuda exterior

El médico deberá practicarnos un examen físico cuidadoso, de tal manera que cuente con los elementos para diagnosticar la ansiedad.

Este diagnóstico no significa de ninguna manera que la enfermedad no tenga importancia, que la estemos provocando, o que estemos mal porque no podemos hacer un esfuerzo y controlarnos.

Este tipo de ideas son frecuentes, y solo sirven para retrasar la ayuda profesional adecuada.

La ansiedad es una enfermedad cuyas bases genéticas, ambientales y funcionales se hallan bien identificadas hoy en día. Recurrir al médico es muy útil, por lo que es importante platicarle detalladamente nuestros síntomas, para que tenga toda la información necesaria que le permita identificar que nos sucede