Lo que tienes que saber acerca de la Separación

Lo que tienes que saber acerca de la Separación

Lo que tienes que saber acerca de la Separación

La relación afectiva es, para el 99% de las personas, lo más importante de su vida. La alteración de esa relación, pues, supondría el estrés más grave que se pueda sufrir. Hablamos, claro esta, de una decisión trascendental.

Hagamos lo que hagamos, cuando se es consciente de que la relación no funciona, inevitablemente deberemos introducir cambios: separarse, luchar por mejorar la relación, o buscar compensaciones en otras áreas, ya que, a menos que seamos masoquistas, seguir como si nada resulta absurdo. Nadie puede resignarse a no ser feliz, pues esto es contrario al ser humano.

La postura más frecuente suele ser la de buscar compensaciones en otras áreas. El matrimonio, a pesar de sus sinsabores o dificultades, implica en la mayoría de los casos una responsabilidad de por vida: por el otro, por uno mismo, por los hijos o por otras razones.

Es evidente que resulta más fácil la ley de compensaciones, que ayuda a relativizar la situación, que la postura más directa de afrontar el problema y buscar la ayuda de un profesional, o tomar la decisión de separarse.

Esta decisión la toman una minoría de personas, ya sea porque tienen alternativas más válidas y prometedoras fuera del matrimonio, porque necesitan un cambio vital, porque no se han planteado en profundidad las consecuencias, etcétera.

Sea como sea, y con las más variadas razones, la persona que toma la iniciativa de separarse es porque considera que tiene más que ganar que perder.

Quedarse solo: ¿cómo rehacer la vida?

En la separación, es distinto el caso del miembro de la pareja que tiene alternativas inmediatas que el que no las tiene. Como decíamos, quién decide separarse es porque valora que algo tiene que ganar, ya sea otra relación, tranquilidad, disminución de responsabilidades, etcétera.

Pero, ¿qué le sucede a aquella persona que hubiera preferido buscar compensaciones o intentar mejorar? En la separación, solo que uno lo tenga claro es suficiente. Al otro no le queda más remedio que aceptar su decisión.

Quedarse solo, y además involuntariamente, es difícil de asumir. En algunos casos se tienen el suficiente autocontrol para resignarse a la evidencia e intentar realizar una separación de mutuo acuerdo lo menos conflictiva posible.

No es infrecuente que haya una reacción agresiva, negando la evidencia, e iniciando una desesperada lucha por entender la situación, por negar su responsabilidad en la misma, por intentar poner en marcha todas las alternativas menos la separación. En estos casos, la reacción emocional dificulta la separación de mutuo acuerdo, aunque en muy pocos casos sirve para detener el proceso.

Ser el abandonado ocasiona sentimientos de sorpresa, frustración, rabia, celos, y rencor. La rebelión contra el otro en un intento por comprender, las promesas, el perdón, se mezclan con amenazas, súplicas, rabietas, y enfados. O bien se sumerge uno en la apatía y desesperanza, que son fruto de la incredulidad y el bloqueo emocional. Es la reacción emocional que forma parte de la primera fase de adaptación al proceso de la separación no esperada.

Por el contrario, la reacción del que abandona tampoco es cómoda. Se enfrenta al temor a equivocarse, al remordimiento por el dolor que ocasiona, al sentimiento de egoísmo, a la critica social (suele ser el “malo de la pelicula”).

En el caso de la pareja que ha decidido de común acuerdo la separación, la reacción emocional inicial será menos intensa, probablemente, pero la adaptación será igualmente difícil.

Toda persona separada se enfrenta a una nueva etapa vital, en la que debe desacostumbrarse de muchas pequeñas rutinas e iniciar otras. Ese proceso de adaptación es largo, no menor de un año.

Durante ese tiempo, se pasan ciertas etapas emocionales que podríamos decir son comunes en todas las personas, con mayor o menor intensidad y duración, y en un orden variable.

Etapa de rechazo
En esta primera fase, los recuerdos negativos de la relación salen a la luz. Todo lo doloroso, incómodo o triste se magnifica, y se tiende a ver la relación pasada a través de una lente crítica. En esta etapa, la persona puede volcar su frustración en el otro o incluso cuestionar la idea del matrimonio. La mezcla de agresividad y tristeza es palpable, lo que provoca una percepción distorsionada donde los momentos malos parecen ser lo único relevante.

Etapa de idealización


Al contrario de la fase anterior, aquí se destacan los recuerdos más cariñosos y felices, sobrevalorándolos. Se revive con nostalgia lo que alguna vez fue especial, y la persona se tiende a culpar a sí misma por la ruptura. En esta etapa, los buenos momentos parecen sobrepasar cualquier conflicto, y la ausencia del otro se siente profundamente. Este proceso, lleno de añoranza, puede llevar a una visión distorsionada, donde lo positivo se exagera.

Etapa de incertidumbre


A medida que el tiempo pasa, la vida en soledad se vuelve una nueva realidad, pero no sin dificultades. La persona que estaba acostumbrada a la compañía constante del otro ahora debe enfrentarse a momentos de soledad. Las actividades cotidianas, como planificar salidas o compartir con amigos que son parejas, se sienten diferentes. Esta etapa trae una sensación de inseguridad, donde las expectativas del futuro son inciertas y la vida parece haber perdido su dirección.

Etapa de reconstrucción


Con el tiempo, la persona decide que es momento de salir adelante y se enfoca en reconstruir su vida. Comienza a reactivar su carrera, a involucrarse en nuevas actividades y a explorar hobbies que le permiten reencontrarse consigo misma. La búsqueda de una nueva compañía ya no es la prioridad, sino que se centra en su propia realización.

Etapa de crecimiento personal


Finalmente, la tristeza y el fracaso se transforman en una fuente de orgullo. La persona ha superado los desafíos, conoce mejor quién es y qué desea. Esta etapa trae una renovada seguridad y una actitud más saludable ante la vida.

Desaptación a la Separación

La desadaptacion a la separacion consiste precisamente en quedarse estacado en alguna de esas etapas.

A veces la falta de ayuda de los mas allegados o de la coincidencia de circunstancias adversas favorecen a la mala adaptacion y el proceso se alarga excecisvamente.

La depresión es relativamente usual y, aunque fuera de forma preventiva, debería buscarse el apoyo y consejo de un profesional que ayudara a superar el trance de la separación lo más rápido y sanamente posible.

Resulta evidente que las personas activas, luchadoras, flexibles, y sociables se recuperan con más facilidad. La edad no parece ser un factor decisivo a la hora de rehacer la vida, como tampoco parece ser, al menos de forma importante, el nivel económico o el cultural.

La separación suele darse durante los primeros siete años de matrimonio, y aunque en los tres años posteriores el 80% de estos separados se volverá a casar, el 70% volverá a separarse.

Los países con más tasas de divorcio parecen demostrarnos que tras la separacion es muy probable volver a casarse. ¡Y es que al ser humano le encanta tropezarse dos veces con la misma piedra!

En la Clínica de Depresión podemos ayudarte con tu relación de pareja, en el Valle de Culiacán. Escríbenos a través de nuestras redes sociales o en nuestra página web.