Por ejemplo a alguien se le puede decir: “te dan pánico los terremotos”, sin embargo este miedo es esperado y se encuentra asociado a un estimulo.
¿Pero que sucede cuando alguien de repente, empieza a percibir palpitaciones, experimenta sensación de ahogo y mareo, siente que se va a desmayar, a morir, a perder el control y tiene angustia importante?, nos encontramos entonces ante un ataque de pánico que es un trastorno medico que requiere una revisión exhaustiva y atención especializada.
Un ataque de pánico es la aparición súbita de miedo intenso o de malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos y durante este tiempo se producen cuatro (o más) de los síntomas siguientes:
Factores genéticos: el riesgo de trastorno de pánico se quintuplica entre familiares de primer grado. Es probable que múltiples genes contribuyan a este riesgo.
Factores ambientales: los ataques de pánico, por definición, se producen inesperadamente. No obstante, aparecen en un contexto y ciertas características del medio pueden desencadenar síntomas intensos de ansiedad. Antecedentes significativos de factores estresantes impredecibles e incontrolables son frecuentes.
Factores psicológicos: factores como la inhibición conductual pueden contribuir al riesgo de ataques de pánico durante la adultez. Conductas aprendidas de escape y evitación mantienen el trastorno y con el tiempo pueden llevar a alteración funcional creciente. La sensibilidad a la ansiedad o la tendencia a malinterpretar los síntomas físicos como peligrosos, son factores psicológicos de riesgo